Emprender, ese maravilloso momento en que las ideas dejan de serlo para pasar al plano de lo real. Es esa transición entre el estado casi onírico a lo empírico. Emprender es una actitud.
Emprender es no darse más disculpas; es despedirse de la pereza, de la negligencia, de la desidia y de la mediocridad.
Alguien dijo que en el mundo había por lo menos dos tipos de personas: las que cambian las cosas y las que explican por qué las cosas no cambian. Sólo que quien sabe emprender siempre se sitúa conscientemente en el grupo apropiado.